Y la competencia tiene un nombre más conocido: Safari, el navegador por defecto de cualquier maquero y de uno que otro despistado pecero.
Esta competencia no vendrá en forma de muchas nuevas características o de una nueva versión propiamente del navegador, sino en el motor que éste usará para desplegar las páginas basadas en JavaScript, que cada vez son más frecuentes para las aplicaciones Web 2.0 y que en su origen los navegadores desplegaban de forma relativamente sencilla por pertenecer el código a elementos aislados dentro de las páginas pero que conforme ha evolucionado el desarrollo de aplicaciones se vuelve más necesario que sea más potente el motor que “renderee” estas páginas.
Se vuelve entonces evidente que la nueva competencia en la carrera de la supremacía de los navegadores será enfocada en el rendimiento de la aplicación y la rapidez de respuesta de los navegadores ante la cada vez más demandante carga de las aplicaciones Web 2.0. Mozilla ha anunciado que en la versión 3.1 de Firefox tendrá un motor perfeccionado de JavaScript; Chrome, al salir con bombo y platillos, presumió su tecnología V8; ahora es turno de Safari. ¿Qué sorpresas tendrán Explorer y Opera?
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